Que impresión más linda cuando en Loft of Beauty vi por primera vez los hilos de Virginia, y no es que se trate de una vil manipuladora, no, nunca jamás. Sino que de un dibujo sencillo, simple, idealizado y en silencio de una chica desnuda con sus brazos recogidos mirando hacia el final de un camino y pensativa su pelo se volatizaba, se hacía pequeñísimos trocitos y estos iban volando con el viento a no sé qué parte, pero cuál es mi sorpresa que me acerco y eran trocitos de hilo. No es dibujado, ni pintado. Me recordó al no engendrado sino creado que tantas veces oíamos de chicos en la iglesia y ahora comprendía el significado.
Como en una canción de Björk que empieza shhhhiiii shhhhiiii mandando a callar, tengo que contemplar la obra de Virginia, sin bullicio, sin prisas, en el blanco de su arte esta la pureza de su alma.
Los desnudos se suceden en su obra, gesto de valentía y de madurez artística y personal, desnudos que no muestran un burdo aspecto sexual o cárnico, sino que nos lleva al mundo de prerrafaelitas o incluso me atrevería a nombrar al Greco, por lo espiritual de las imágenes. Virginia hace un arte tan frágil pero solido al mismo tiempo que resulta apabullante y al mismo tiempo tranquilizador.
En Al Xaraf, en Zaragoza, en Badajoz, o Portugal, se ha ido exponiendo la obra de esta magnífica creadora pero es ahora en el Hostel Lacajahabitada en su “puedo deshacerme si no me miras” eterna frase de amor, donde podemos encontrar toda su cosmología creada en imágenes que nos evoca desde círculos celtas con cabezas que giran o a mujeres vampirizadas que están lánguidas, vivas pero muertas, al mismo tiempo mujeres que autogeneran vida entre órganos que enraízan desde lo interno o a flor de piel, miradas, juegos sinuosos, complicidad, coquetería.
Entre una timidez, una mirada tierna, sonrisa perpetua, rizos negros de amabilidad Virginia deja de ser la chica tímida que aparenta y se muestra. Radiante y segura, mostrando “sus labores, sus deberes, sus saberes, su trabajo y su talento “como tiene que ser. Con mucho Arte y del que no cansa, del que sana el intelecto y el alma.
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